Opinión Forastera No. 3

Cuentos de Barro

Salarrué. 7ª Ed. San José Costa Rica. EDUCA, 1997.

Colección Séptimo Día.

Ya antes había traído este título a mi blog, como una de esas aldeas que despertaron en mí ser de lector en mi temprana secundaria, y había quedado prendido a mi memoria, Cuentos de Barro de Salvador Salazar Arrué, Salarrué para la posteridad.

Salarrué es considerado uno de los precursores del realismo mágico hispanoamericano, uno de los grandes exponentes en la historia de las letras salvadoreñas, si mis lectores, otro cuentista centroamericano.

Cuentos de Barro cala hondo, cada relato es un lienzo rebosante de colores, llenos de paisajes del trópico y de montaña, pero su verdadero encanto no se resume a la imagen bien plasmada si no a en la vida que cada trazo envuelto en diálogos y descripciones, que escapa a través de pinceladas de mano maestra, plasmando las penas y alegrías del hombre de campo, sus creencias y esperanzas, todo ello en un lenguaje poético pero sencillo, rebosante de imágenes humanizadoras.

Quien no está acostumbrado a los regionalismos tal vez vea degradada ante su ojos esta obra, pero la verdad es que como nicaragüense y centroamericano que soy, Cuentos de Barro debe ser un referente, en sus tragedias nos conmovemos y descubrimos en cada paraje descrito lugares quizás conocidos, parecidos, cercanos.

Son treintaicuatro relatos de los cuales me quede con: “Semos Malo” y con ese final contradictorio; “El Sacristán” y su repentina muerte bajo el santo de su devoción; “Noche buena” sobresaliendo la tristeza en el rostro de una madre; “La Petaca” una tragedia desgarradora; “Virgen de Ludres” y la oración curiosa; “Serrín de Cedro” fascinante; “El Padre”, “La Repunta”, “El Mistiruzo” y “El Brujo”.

Buenísimos los cuentos, ideales para entender la pasión lectora en pocos párrafos. Recomendable desde esta mi Opinión Forastera.