Esta semana culmina el rodaje de El baile de la Victoria, la nueva película del español Fernando Trueba, que -basada en una novela del escritor chileno Antonio Skármeta que ganó el premio Planeta- se ha rodado en Santiago y otros lugares de ese país, con un reparto que encabezan el argentino Ricardo Darín y la catalana Ariadna Gil. "Es una mezcla de géneros con personajes que enamoran", afirma el realizador y coguionista.

El baile de la Victoria es una historia de amor, amistad y venganza situada en la época de la llegada de la democracia en Chile, cuando el presidente decreta una amnistía general para todos los presos sin delitos de sangre. Ángel Santiago (Abel Ayala), un joven soñador y valiente decidido a vengarse por los abusos recibidos en la cárcel, planea al mismo tiempo un ambicioso y arriesgado robo para el que necesita la colaboración de Nicolás Vergara Grey (Ricardo Darín), un famoso ladrón de bancos que huye de su reputación mientras trata de recuperar a su familia. Su plan se complica por la mágica presencia de Victoria, una misteriosa adolescente cuya única manera de expresarse es el baile.

A continuación una entrevista a Trueba (Fuente: Noticine.com)

-¿Qué elementos de la novela le atrajeron más para animarse a convertirla en película?

-Yo creo que lo que más me atrajo fue, sobre todo, los personajes. Son unos personajes muy hermosos, esos que te conquistan. Cuando lees la novela ya te enamoras de los personajes. Me gustaba mucho también la mezcla de géneros como la tragedia, el humor, el romanticismo, elementos de thriller, de novela policíaca... todo estaba mezclado y funcionaba todo muy bien. Lo más importante y que tienen en común todas mis películas es la necesidad que tengo de amar a los personajes. Nunca he sabido ni he querido hacer películas sobre personajes que no me gustan, con  los que no establezco una relación afectiva.

- ¿Rodar en Chile es un aliciente o un inconveniente?

-Ni una cosa ni otra, simplemente es el lugar de la historia. Me hubiera parecido muy feo rodar en otra ciudad, es una historia muy chilena.En la novela hay una geografía del Santiago centro, del mundo alrededor de la Plaza de Armas. Se puede trasplantar a otro lugar pero... perdería algo muy importante del espíritu y alma de la historia.

- ¿En qué momento pensó en Ricardo Darín para el papel de Vergara Grey?

-Pensé en Ricardo Darín desde el principio, desde que leí la novela. Empecé a leer el guión y ya estaba pensando... el personaje se escribió pensando en Ricardo Darín, aunque en la novela se dice que ronda los 60 años. Y de hecho hice que el personaje fuera argentino. Un ladrón de cajas fuertes argentino que sale de la cárcel en Santiago, en Chile.

- ¿Cómo fue la búsqueda de los actores que interpretan a Ángel y Victoria?

-Siempre es muy complicado hacer casting, sobre todo de personajes jóvenes, porque vas viendo actores por todas partes y haciendo castings muy largos, viendo actores jóvenes. Me pasó una cosa bastante mágica con Miranda Bodenhöfer antes de que empezara el casting. Cuando vine a ver localizaciones a Chile y pasé por la escuela del Ballet Nacional en el Teatro Municipal, entre el grupo de chicas que estaban estudiando vi al fondo a una cría de unos 16 años. La miré a lo lejos y pensé “esa es Victoria”, pero como eso me parece en general una estupidez, me olvidé de ella e hicimos el casting por una serie de países distintos. Al final volví aquí e intenté localizar a aquella chica que había visto. Le hice una prueba y vi que, efectivamente, aquella chica que yo había dicho que era Victoria era “mi Victoria”. En cuanto a Abel Ayala, fue resultado de una larga búsqueda sobre todo entre actores jóvenes, también de distintas nacionalidades (mexicanos, españoles, argentinos, chilenos...). Cuando apareció Abel pensé que había aparecido el personaje de Ángel de verdad. Hasta el punto de que creo que Abel es más Ángel de lo que pueda decir el guión o la novela. Y creo que no me he equivocado. Una de las cosas con las que estoy más feliz es con los protagonistas de esta película.

- ¿Cómo fue el proceso de escritura del guión junto a su hijo Jonás y el autor de la novela?

-Primero hicimos las versiones del guión con mi hijo. Mi hijo había escrito ya tres guiones y un par de películas y de repente yo tenía ganas de trabajar con él, nunca lo había hecho. Me pareció que él tenía la edad del personaje más joven y yo la del personaje maduro y que podía ser maravillosa esa química de que cada uno estuviera en el lugar de uno de los personajes y el poder trabajar con él. Que ya me daba envidia que había otros por ahí trabajando con mi hijo y quería probar y eso fue muy bonito. Trabajamos en una gran armonía, un gran entendimiento y nunca discutimos ni nada, lo pasamos muy bien. Y después vine aquí a Santiago e hicimos algunas versiones, sobre todo el diálogo con Antonio Skármeta, para cosas que nosotros hubiéramos podido “castellanizar” excesivamente; para devolverle el lado chileno a todo lo que eran diálogos. Posteriormente a eso todavía Jonás y yo hicimos un par de versiones más finales.

- ¿Cómo fue la relación con Antonio Skármeta en el rodaje? ¿Participó de alguna manera?


-A Antonio desde el principio le pregunté si le gustaría hacer el personaje del crítico al que llevan a ver el baile de la Victoria, y me pareció que sería muy bonito que lo hiciera él y que de alguna forma él estuviera físicamente en la película. No solamente lo ha hecho sino que ¡es muy buen actor! Es un papel pequeñito pero hay que saberlo hacer, darle la expresión, la emoción... muy bonito.